miércoles, 3 de diciembre de 2008

Legalización de la Pena de Muerte


Respecto a este debate sí he decido inclinarme hacia un bando. Pues creo fielmente en sus pensamientos. Dicha parte, los que están en contra de la legalización de la pena de muerte.

Partiendo del ideal platónico por excelencia en el que todos en una buena medida somos iguales e intentamos convivir en un ambiente de armonía, está claro que nadie tiene derecho de decidir sobre la vida de otro.

A sabiendas de que se me pueden debatir muchos puntos he decido estructurar este ensayos exponiendo en primeramente lo que alega la el bando a favor y luego mi posición en contra.

Las opiniones más comunes acerca del porque es necesaria la legalización de la pena de muerte es que de esta manera se reducirían más las acciones en contra de la ley y que de esta manera se alcanzaría un mejor control del “bandalismo”. Alegando que el Estado debe garantizar en la medida de lo posible la seguridad como bien común. Lo que significa que debe proteger el bienestar de la mayoría, por ello se le faculta para ejercer el poder de la fuerza en la medida que sea necesario.

Otro punto expuesto es que el mantener a un preso en la cárcel significa un gran gasto por parte de el Estado que prácticamente lo esta manteniendo, mientras que podría destinar ese dinero para otras labores de beneficencia para la totalidad de la población.

Ante estos puntos manifestados expongo mis ideas.

En primera si bien el Estado se ve obligado a cuidar a todos sus habitantes pues se le ha delegado mediante el “contrato social” el poder a cambio de la seguridad. No considero que este como tal tenga la facultad de disponer sobre la vida de los individuos, menos tratándose de procesos penales en donde se pueden registrar gran cantidad de errores.

Cito uno las palabras de uno de los miembros del grupo en contra:

“Se conocen cientos de casos de personas inocentes penadas con la muerte. Solamente 125 personas han sido absueltas en Estados Unidos a tiempo después de conocer que habían sido condenadas incorrectamente. Y para muchos fue muy tarde. Se suma a esto que la pena de muerte tiene un trasfondo de perjuicios raciales y económicos muy fuertes”

En cuanto al punto de que de está manera se facilita el control de la delincuencia en realidad las estadísticas muestran lo contrario:

“En Estados Unidos, los estados que utilizan la pena de muerte tienen en promedio una tasa de asesinatos muchísimo mayor a los estados donde esta no es permitida. Podemos observar que esta tendencia indica que la pena de muerte no funciona para prevenir que ocurran asesinatos”

Y por último referente lo mostrado acerca del gasto por parte del Estado también se ha comprobado que:

“Según la Amnistía internacional, el proceso de pena de muerte es mucho más costoso que en el cual este castigo no es una opción. Esto debido a la minuciosidad del proceso, el largo tiempo que conlleva y la cantidad de apelaciones hasta agotar el último recurso del imputado.
Según un estudio publicado en el L.A Times, supera por millones de dólares el proceso de pena de muerte que el de una condena de cárcel, y muchas veces el proceso judicial supera en tiempo el promedio de vida del imputado”


Si bien tengo claro que así como el imputado la sociedad tiene derecho a vivir en un ambiente de paz y seguridad, no considero que la pena de muerte sea la solución. Pues ninguno tenemos las facultades suficientes para obtener el derecho de juzgar a alguien más desprendiéndole de su vida. Y menos en un sistema penal en el que en pocas ocasiones se juzga psicológicamente al demandado.

Esta problemática considero se debe atacar desde la raíz, reforzando las políticas educacionales y crean vías de acceso a la superación para población en general, reduciendo la necesidad y por ende la delincuencia.
Elízabeth Guerrero B.



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